No debemos demonizar los videojuegos, hay muchos mitos alrededor de ellos que hacen que parezcan solo perjudiciales para la salud de quienes los usan y no es cierto. Como pasa con la mayoría de cosas en la vida, si no se da un buen uso de algo, hay riesgo de obtener los resultados o consecuencias no deseadas.
Hay una serie de pautas a seguir que buscan el juego responsable y saludable. Enseñar a los niños desde pequeños un buen uso de los videojuegos es una de las principales garantías de éxito. Muchos estudios demuestran que los videojuegos resultan una herramienta muy útil de aprendizaje, pues sirven para desarrollar capacidades y habilidades como el esfuerzo o la creatividad.
Pautas recomendables
1. Revisar a qué juega tu hijo. Es importante comprobar el código PEGI antes de comprar un juego. Ese indicador informa de qué tipo de juego se trata y se encuentra en la caratula de todos. También podrás encontrar datos en la web del mismo. Es la mejor forma de conocer de primera mano datos como la clasificación por edad, el tipo de contenido o si incluye opciones para jugar online.
2. Que sea parte de la conversación familiar. Normalizar e integrar el tema de los videojuegos en casa para poder detectar cualquier posible problema.
3. Jugar juntos. La mejor manera de saber de qué va el juego y que posibilidades tiene es jugando tú mismo, con tu hijo o solo.
4. Controlar los tiempos. Dialogar y acordar con tu hijo un horario y el tiempo dedicado a los videojuegos es de vital importancia. No hay una regla exacta de cuánto tiempo debe de permanecer jugando o a partir de qué hora resulta perjudicial. El uso del sentido común es el mejor sistema para establecer los tiempos. Sí es cierto que síntomas como la irritabilidad o la ansiedad pueden indicarnos que quizá el tiempo esté siendo demasiado o, por otro lado, detectar cambios de hábitos como desinterés por actividades que antes le gustaban y ahora no. No obstante, desde la Asociación Española de Pediatría se recomienda limitar el uso de las videoconsolas en menores a un máximo de dos horas diarias.
5. Cuidado con las personas con malas intenciones. Los niños deben sentirse apoyados y arropados, en un ambiente de confianza para que no nos escondan nada que les pueda pasar. Hablar con ellos con naturalidad de este tema y recordarles que no pueden compartir datos privados, ni fotos, con personas que no conocen y que se esconden detrás de una pantalla.